Tiempo Santa Lucía

06 julio 2016

Se investiga si "Carlitos" Gonzalez está en la provincia Mendoza



La Justicia de Corrientes investiga si un joven que reside en Mendoza es “Carlitos” González, el niño que desapareció cuando tenía 2 años en Santa Lucía, en diciembre de 1993, hace 23 años.

El fiscal de Instrucción Nº1 de Goya, Patricio Palizá, confirmó hoy que recibió a Carlos Alberto González, el padre del pequeño que ahora tendría 25 años y dijo que el hombre está “convencido” de que el joven de las fotos, que encontró a través de Facebook, es su hijo.

“Es muy prematuro saber si es la persona que buscamos, a pesar de los datos que tenemos. Debemos manejarnos con mucho cuidado”, dijo en declaraciones a Radio Dos. Mencionó además que se tomó declaración al padre, que también “acercó fotos que se incluyeron al expediente”.

“Si llega a ser el chico, estaríamos muy contentos”, dijo el fiscal. Sin embargo, agregó que “no queremos crear falsas expectativas. Estamos trabajando y queremos hacer el trabajo con suma prudencia. Estamos en una etapa donde aparece esto sorpresivamente, después de muchos años y hay que ser muy prudentes”.

Por su parte, la hermana Martha Pelloni, que cumplió un rol protagónico en 1993 y en los años siguientes, acompañando a los padres del pequeño tras su desaparición y en las manifestaciones que reclamaban investigación y justicia, dijo que esperará “que la Justicia se expida”.

“Ojalá que sea Carlitos”, expresó la religiosa que reside en la localidad correntina de Goya, a 225 kilómetros al sur de la capital provincial. Luego, señaló que de confirmarse la identidad de “Carlitos” González, “me pongo en camino a Mendoza, acompañando al padre, porque hay que acompañarlo”.

Carlitos Fernando González residía junto a su familia en Santa Lucia, a la edad de tan solo 2 años desapareció misteriosamente cuando estaba en un cumpleaños en Paraje La Bolsa en 1993, sin que se sepa nada de él.

Por esa causa estuvo detenida la tía del menor y una persona de sexo masculino, e incluso la búsqueda se extendió al Paraguay donde González junto al entonces Ministro de Gobierno Horacio Colombo, recorrieron guarderías, asilos, y otros lugares donde se especulaba podría encontrarse Carlitos, con suerte adversa.

La historia, marcada por una infinidad de enigmas, comenzó una tarde del 93. Ese día, el nene concurrió al cumpleaños de un vecino, en compañía de una tía. Todo parecía normal, hasta que la mujer dio la peor noticia, “Carlitos”, o “Cachalo”, tal el apodo que le dieron sus abuelos, había desaparecido.

En medio de la confusión, comenzaron a buscarlo desesperadamente por los alrededores. Fue en vano, hasta que surgió la primera y única hipótesis en este caso irresuelto. Al niño lo habrían subido a un automóvil conducido por un hombre oriundo del Uruguay, con poco tiempo de presencia en Santa Lucía.

Con ese dato entregado a la Policía, comenzó la investigación y búsqueda. Como ante cada situación impensada, el hecho sobrepasó la capacidad y astucia de las autoridades, tal vez más pendientes en suponer que la versión era un tanto descabellada que en articular de inmediato un plan para hallar al menor.

La supuesta ruta del secuestro habría continuado hacia la provincia del Chaco. Luego, quienes capturaron al niño, habrían cruzado hacia la República del Paraguay. Siempre, según la evidencia existente en la causa, bajo una notable impunidad.

“Descubrimos la existencia de una banda de traficantes de criaturas que pasaban al Brasil o al Paraguay”, señaló el padre de “Carlitos”, durante un diálogo telefónico a un medio de comunicación.

Una investigación particular llevó a Carlos a conocer que -asegura- cuando los delincuentes llegaban a los países limítrofes con los niños, “los vendían a potenciales ‘clientes’ provenientes de países europeos tales como Alemania, España y Estados Unidos”. El valor de cada venta, como si se tratara de mercaderías, partía de los 60 mil pesos, relató González.

Para tales operaciones, la banda ligada al tráfico de personas utilizaba documentos “truchos”. Así formalizaban la venta ilegal y burlaban cualquier tipo de control policial. “Se revisaron Casas Cunas y descubrimos a 62 criaturas que iban a ser vendidas en el Paraguay”, indicó. Esos procedimientos, en los cuales participó directamente, fueron hechos con la Policía Internacional (INTERPOL).

En la causa hubo varios sospechosos detenidos. El extranjero y personas domiciliadas en la ciudad de Goya, entre ellas una mujer y un abogado. Como la prueba física, es decir el niño, nunca pudo ser localizado, para la Justicia no hay delito alguno que los inculpe. Por tal razón, fueron recuperando la libertad uno a uno.