Tiempo Santa Lucía

29 noviembre 2016

Comenzó la novena en honor a la virgen e Caacupé



Dio inicio en el barrio Itatí de esta localidad la novena en honor a la virgen de Caacupe. La imagen de esta virgen  se encuentra en el hogar de la familia Rotela, en la cortada N°3.

A  las 17hs se juntan los vecinos  todos los días hasta el  7 de Diciembre, y el 8  se llevará a cabo la procesión por el barrio y un almuerzo a la canasta, participando además de la novena en honor a la virgen de Santa Lucía.

Recientemente la familia ha realizado mejoras y construyó un altar para la virgen. El dueño del hogar, Santiago Rotela, expresó su satisfacción por poder realizar mejoras a la virgen que se venera en  su Paraguay natal. Se invita a todos los vecinos fieles a fa fe católica que se acerquen y participen de esta celebración.

El nombre Caacupé proviene de la palabra guaraní ka’a kupé, que significa ‘detrás de la yerba’ o ‘detrás del bosque de yerba’. El términoka’aguý significa ‘monte’ (en su acepción como ‘bosque’), y ka’á es ‘yerba mate’. Se suele decir que Caacupé es la Capital Espiritual del Paraguay, porque cuenta con el mayor santuario del país.

En este pueblo (Caacupé), fundado hacia el 1600, vivía un escultor guaraní de nombre José. Había sido convertido al cristianismo por losmisioneros jesuitas Era un indio guaraní, converso de la misión franciscana de Tobatí, en una ocasión, al volver de las selvas del Valle Ytú con un gran trozo de madera de muy buena calidad, dijo que se había encontrado involuntariamente ante indios de la tribu mbayá (tribu que había decidido pelear contra la colonización española y portuguesa), a los que consideraba muy peligrosos. Dijo haberle prometido a la Virgen María que si los mbayás no lo atrapaban, esculpiría una imagen de ella y lo veneraría. Entonces dijo que se le apareció la propia Virgen María en persona, que le gritó en guaraní: ¡Ka'aguý cupe-pe!, que significa ‘¡[vete] detrás de los arbustos de yerba mate!’ . El indio corrió, y encontró un grueso tronco tras el cual se escondió. En ese momento prometió que con la madera del árbol protector tallaría la imagen de la Virgen, si es que llega a salir con vida del trance. Efectivamente los mbayás siguieron de largo sin advertir su presencia, y el indio, agradecido, en cuanto pudo regresar, tomó del árbol la madera que necesitaba para esculpir la estatua de madera.

El tronco le alcanzó para esculpir dos estatuas; la mayor fue destinada a la Iglesia de Tobatí y la más pequeña la conservó el indio en su poder, para su devoción personal.

Segunda parte de la leyenda
Los misioneros jesuitas decían que en el sitio preciso de la aparición había brotado agua milagrosa, y que esa agua había ayudado a los guaraníes a sobrevivir el calor del verano.

Años después, la gran inundación que creó el lago de Ypacaraý amenazaba con destruir los poblados cercanos. Los frailes franciscanos, acompañados de los habitantes de la región, organizaron rogativas pidiendo la tranquilidad de las aguas. El padre Luis de Bolaños bendijo las aguas y —como cada año— éstas retrocedieron hasta sus límites actuales. Pero en esta ocasión apareció flotando la imagen de la Virgen, que los misioneros dijeron que era la de la misión de Tobatí, la misma que el indio desconocido tallara años atrás. Desde entonces el pueblo la llamó la Virgen de los Milagros.


El indio desconocido se había instalado con su familia en ese sitio. Construyó un humilde oratorio, en torno al cual, con el correr de los años, fue constituyéndose un poblado conocido primeramente como Los Ytuenses. Hacia 1765, la zona ya era conocida como el Valle de Caacupé. El 4 de abril de 1770, se toma como referencia para la fundación del pueblo de Caacupé.






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