El coreógrafo fue parte de una de las celebraciones más antiguas del
planeta. Participaron los bailarines más prestigiosos del mundo con una
performance sobre la avenida de las Esfinges que volvió a emerger de la
arena del desierto siglos después.
Hay sensaciones y momentos que no se pueden describir con palabras pero sí es importante contarlas, la participación del coreógrafo correntino Diego Quiroz en la Ceremonia de los Faraónes en Egipto es una de ellas. Ese país vivió el jueves pasado uno de los espectáculos más imponentes del mundo, la antigua procesión por la antigua avenida de las Esfinges, un corredor entre el templo de Luxor y el complejo religioso de Karnak, con el que quiso revivir el esplendor que mantiene la ciudad monumental, antigua capital imperial de Tebas.
"Fue una experiencia inexplicable, una emoción inigualable. Es una de las celebraciones más antiguas del mundo. Para esta ceremonia se realizó una audición muy importante en la que sólo se invitó a 70 bailarines en el mundo y fuimos seleccionados 5 argentinos", explicó a época Diego Quiroz, reconocido bailarín que se destacó con Chamamé en Argentum, el espectáculo que emocionó al G20 en 2018 en el teatro Colón. El artista correntino con vestimentas típicas de los tiempos faraónicos desfiló con cientos de figurantes a orillas del Nilo, en medio de un impresionante espectáculo con luces, música y danza, recreando una procesión que se celebraba en la capital tebana.
"Llegamos hace unos meses y comenzamos a ensayar, y desde entonces fue una emoción tras otra. Ingresamos a lugares y templos que están vetados al público y turistas, como el templo de Ramsés o a la tumba real egipcia que contiene a la momia de Tutankamón en el Valle de los Reyes, por nombrarte algunos que sólo lo leíamos en los libros y al que nadie accede", refirió Quiroz por medio de una videollamada con época, en la que se lo vio con mate en mano.
Por otra parte comentó que esta posibilidad se abrió por medio del bailarín chaqueño Jonathan Borda y Leandro Palacios que lo conectaron con el coreógrafo egipcio. "Fue una audición muy difícil, porque además de la calidad coreográfica buscaban bailarines con rasgos similares a los egipcios", narró el correntino, quien además adelantó que se queda en Egipto a trabajar. "Logramos una oportunidad de trabajo como bailarines y la vamos a aprovechar, así que nos quedamos por un largo tiempo", dijo.
Sin embargo, junto al bailarín chaqueño no perdieron la oportunidad de hacer un homenaje al chamamé en el marco de la declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y tras su desfile no sólo hizo a modo de reverencia a los dioses un sapucai, sino que además llevaron al Gauchito Gil. "Nos pidieron que hagamos una reverencia, consultamos si podíamos hacer un sapucai y cuando terminó el desfile lo hicimos, nos escuchó hasta el presidente egipcio y por supuesto llevamos a nuestro Gauchito Gil para que nos acompañe", explicó Quiroz.
Cabe destacar que el evento no contó con público y fue televisado al mundo. La ceremonia sirvió de excusa además para promocionar la restauración de la avenida de las Esfinges, también llamada de los carneros, el mayor proyecto de este tipo en el que han estado trabajando arqueólogos y expertos desde 1949. Sólo pudo presenciar el acto un grupo selecto de personalidades egipcias, diplomáticos extranjeros y ministros del Gobierno, y como invitado de honor, el presidente Abdelfatah al Sisi, quien antes del desfile recorrió parte del camino restaurado.